Saturnino Bochorno (7)

Mi hermano dice que se cogió a una de las Bandana. Ya sé, estoy yendo demasiado rápido y corro el riesgo de que no me sigan. Voy por partes entonces.
Como mi hermano se cree, erróneamente, que en esto del periodismo está un paso más allá, cada tanto se pega un viaje a Bs. As. (si se lo paga algún auspiciante claro está) para lograr determinados sucesos extraordinarios que en este pueblo causan sensación. Ejemplo: reportear algún famoso que trascienda las fronteras de Denuedo.
Así fue como cierta vez-mediante credencial trucha-se encontró infiltrado en una de esas entregas de premios relacionadas con la música.
Fiel a su estilo quiso matar dos pájaros de un tiro y se fue con un reporter y una cámara.
Creo que la ceremonia, de relevancia internacional, tuvo lugar en el teatro Opera. No recuerdo bien. La cuestión es que se pudo ver al pelmazo de mi hermano en el canal de cable local entrevistando a los Mambrú cuando claramente por atrás se paseaba Joaquín Sabina. El pelotudo de mi hermano (no recuerdo haber utilizado la palabra pelotudo antes al referirme a Saturnino Bochorno en este relato pero ahora bien vale la pena) no solo no advirtió la presencia de Sabina a espaldas de él y sus ilustres entrevistados, sino que además no lo vio en toda la noche. Bueno, no hay porque sorprenderse. Es típico de mi hermano.
Así se la pasó capturando reportajes muy cursis a personajes mediocres de la música y la farándula en general.
Cuenta mi hermano, a quienes le quieren creer, que en una de las idas al baño se cruzó con una de las Bandana, la rubia, a quien ya había entrevistado claro, y esta inmediatamente le declaró todo su amor y lo invitó a tener sexo en su camarín. Mi hermano, según él insisto, aceptó. En fin, lo dejo a vuestro criterio. Puede ser que sé yo. La mina no está tan buena y no era tan importante por entonces.
Aún sigue asistiendo a este tipo de acontecimientos, es otra de sus tantas maneras de robar, pero de sexo en los camarines no ha vuelto a mencionar nada.